No le creas en nada a los que hablan mal de mí
y si soy yo uno de ellos, no me creas
Filis, distingue el amor a la verdad
de la verdad del amor por el que el uno y la otra
no están unidos, como aquí, por palabras
ni por historias de más o de menos.
Por nonata primero y luego ausente
eres de esas historias la excluida
y maldita la gracia que muchas de ellas me hacen
No te las cuento para entretenerte
pero tampoco para que te preocupen
despreocupadamente te las cuento
porque nos dejen solos mis recuerdos
y la que cuenta es la más triste de todas:
como sujeto del amor y su objeto
en ese entonces me entretuve con Tánatos
desbaratando el tejido de Ariadna
el hilo rojo de mi propia vida
que la devanadera de las parcas
recuperaba de los puntos idos
del tapiz imposible de acabar
innecesariamente laberíntico
Nadie puede anidar en una fosa
y en ese nido de sepulturero
me abandonó, mientras dormía, Febo
como el lector a las historias ciegas
como el tapiz a los dibujos muertos
como Teseo a Ariadna en una isla
así dejé que hablaran mal de mí
y que al llegar tú pudieras, no sin razón, oírlos
y escucharlos, en eso, yo mismo me equivoco
porque no estabas ni eras
Ven ahora a tejerme a que te teja
lúcidamente ciegos como dos de esos pájaros
que vuelan por parejas, con un ala
pugnaces como topos, ciegamente
Y no creas de mí lo que se dice
piensa en lo que podamos hacer juntos.
Enrique Lihn.
martes, 13 de octubre de 2009
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